Ni del todo acá, ni del todo ahora: la deixis fallida de la IRS
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Antes de la pandemia, los intérpretes éramos una comunidad nómada. No necesitábamos oficinas y preferíamos usar tablets y laptops pequeñas y livianas antes que computadoras de escritorio con procesadores poderosos y sillas ergonómicas.
Nuestras vidas vagabundas, que en temporada alta nos tenía trabajando en tres países diferentes con tres grupos de personas distintos en una misma semana, hacían que siempre estuviésemos "ahí". Íbamos a los predios donde se realizaban los eventos, al igual que los delegados, participantes, panelistas, oradores, presentadores y técnicos de sonido.
Hoy en día, todos los centros de eventos del mundo, grandes y pequeños, quedan en el mismo lugar: la pantalla de mi computadora.
A pesar del panorama gris de la primavera pasada, la tecnología salvó nuestro sustento. ¡Y lo seguirá salvando! La panoplia de plataformas y salas de reuniones virtuales puede hacer desaparecer las distancias físicas y, con un par de clics, volver a juntarnos... casi...
Por cada distancia acortada y espacio virtual creado, hay algo que ni la mejor tecnología del mundo puede controlar: el tiempo.
Las zonas horarias están matando a los intérpretes alrededor del mundo.
Como saben, me especializo en interpretación diplomática y gran parte de mi trabajo antes de la pandemia consistía en acompañar delegaciones latinoamericanas de visita en el Reino Unido. Los delegados venían a Londres y estaban "acá", al igual que los participantes de un congreso viajaban para asistir en persona.
Todos estábamos "ahí", trabajando y colaborando en el mismo espacio y al mismo tiempo. Las ocho de la mañana eran las ocho de las mañana para todos y hacer interpretación susurrada significaba acordarse de cepillarse los dientes después del almuerzo.
Creo que después de "estás en mudo", la frase más dicha del 2020-21 fue "buenos días, buenas tardes y buenas noches, donde sea que estén". ¡La expresión menos deíctica del mundo!
Y es que el "ahora" está desapareciendo entre las líneas invisibles de los paralelos a medida que vivimos cada vez más en un mundo sin horario donde se envían emails los domingos a la mañana y las conferencias de prensa se interpretan a la medianoche de algún lugar.
Sin embargo, un año completo de trabajar remotamente no solo ha hecho que las reuniones de la tarde en México sean en la tardecita londinense cuando tengo más ganas de apagar la luz que de encender la mini consola de sonido que tengo sobre el escritorio, sino que también ha afectado cómo me preparo físicamente para un trabajo.
Como muchos de ustedes en los últimos doce meses, no es raro que vista un traje de la cintura para arriba y pantalones de pijama de la cintura para abajo: no del todo en el trabajo, pero tampoco del todo en casa. Así, paso la mayoría de mis días en un espacio híbrido donde soy mitad Cecilia, la intérprete profesional, y mitad Cecilia en casa mirando Netflix en la cocina durante el almuerzo, pero peinada y maquillada como si estuviese en la oficina.
Solíamos estar "ahí" con nuestros clientes, en el mismo espacio y al mismo tiempo, respirando el mismo aire. Esa simultaneidad tenía cierta conciencia meditativa.
Cada trabajo de interpretación tenía un comienzo, un nudo y un desenlace.
Personalmente, me gusta empezar el proceso poniéndome el "traje de intérprete" y terminar haciendo mi cierre del día mirando por la ventana del segundo piso de un bus rojo londinense.
La interpretación remota nos está permitiendo seguir haciendo nuestro trabajo y ayudar a que el mundo siga girando. No podría estar más agradecida. Sin embargo, considerando que la ropa que acabo de sacar del lavarropas entre reuniones se seca tranquila en la habitación de al lado, que los delegados a los que les estoy interpretando están tomando el café del desayuno mientras yo tomo un té de manzanilla antes de dormir, y que mi valija está guardada debajo del sillón, me pregunto cómo es posible que el mundo se haya agrandado y achicado a la misma vez.
Nota originalmente publicada en la edición de mayo de 2020 del Boletín del ITI London Regional Group bajo A View From The Booth.
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