Una reunión menos, un amigo más
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Como buena sibarita y latinoamericana, creo que la comida y las comidas (especialmente las compartidas) son una de las cosas más placenteras de la vida.
¿Alguna vez te pusiste a pensar sobre el impacto que tiene la comida sobre el éxito de tu negocio?
La idea detrás de semejante pregunta bizarra es que la comida y las comidas son elementos culturales y que cada cultura las ve a su modo y a la medida de sus intereses:
(Muy) a grandes rasgos, los británicos tienen una idea más funcional de la comida: nutrientes en el sistema y listo.
(Muy) a grandes rasgos también, a los latinoamericanos les gusta tomarse su tiempo.
Por eso, cuando acompaño a una misión técnica y veo las bandejas de wraps, sándwiches y papas fritas para almorzar rápido entre reuniones mientras también se hace networking, no puedo más que sacudir la cabeza con incredulidad.
A mi manera de ver, una de las principales motivaciones detrás de toda misión técnica es fomentar una mejor colaboración entre las partes.
La idea es crear confianza, construir lazos más sólidos, promover el entendimiento y generar oportunidades.
Si es así, entonces ¿por qué desperdiciar la oportunidad antes de siquiera empezar el proceso?
Para el típico funcionario del gobierno inglés, el almuerzo es algo funcional y ofrecerlo es un ejercicio de buenos modales. El intercambio de conocimiento, la alineación de metas y de objetivos y conocerse mutuamente son cosas que se hacen durante las reuniones. Por lo tanto, cuantas más reuniones se hagan en el día, mejor uso del tiempo de todos los involucrados.
Visto así, el éxito de las misiones consiste en intercambiar la mayor cantidad de información posible dentro de un formato establecido como las reuniones.
Mientras que (muy) por el otro lado, para las visitas latinoamericanas, el almuerzo es el momento ideal para disfrutar de una buena comida y, aún más importante, conocer mejor a las personas con quienes (tal vez) vayan a hacer negocios.
Visto así, la información y el conocimiento se pueden intercambiar en otro momento o incluso mandar por correo electrónico, las reuniones son para debatir los puntos principales y hacer tormentas de ideas. La clave detrás del éxito de una misión yace en poder determinar si confían en sus contrapartes y, por lo tanto, les gustaría trabajar con ellos; algo que solo pueden decidir al interactuar cara a cara.
Así que la próxima vez que estés por recibir a una delegación de América Latina, por favor dejá tiempo libre para tener un buen almuerzo largo que no sea de trabajo. Llevá a tus invitados a un pub o a algún lugar bien inglés. Sentate a la mesa con ellos y disfrutá de una buena comida y la buena conversación. Van a ser el par de horas más productivas y mejor invertidas de toda la visita.
Ya sé que debería preocuparme solo por las cosas lingüísticas, pero creeme que es mejor tener una reunión menos, pero ganar un amigo más. Después de todo, mi trabajo no consiste solo en traducir entre idiomas; a veces (de hecho, siempre) hace falta traducir las culturas también.
¡Buen provecho!
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